Este es un extracto de la sección sobre Jesús Ángel Lemus Loarte en el libro «Manzanas podridas…».
El caso del español Jesús Ángel Lemus Loarte no es el de un gran investigador de dilatada trayectoria que haya cometido malas prácticas, como la mayoría de casos vistos hasta ahora —según la Web of Science, Lemus Loarte cuenta con 36 publicaciones en su carrera (13 de ellas retiradas)—, pero he querido traerlo a esta lista por su gran ingenio y creatividad —llegó a inventar instituciones e incluso personas—, a la altura de nuestros dos grandes Mortadelo y Filemón*. Conozcamos la historia.
Lemus Loarte (≈1974) se licenció en veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid en 2003 donde también obtuvo el doctorado. En 2007 fue contratado en la Estación Biológica de Doñana, dependiente del CSIC, a través de una beca postdoctoral.
Las investigaciones de Lemus habían despertado dudas entre sus compañeros al poco tiempo de incorporarse al CSIC, pero no fue hasta el 2011 cuando el caso comenzó a perfilarse. Por el mes de abril, unos análisis realizados por Lemus sobre la presencia de una bacteria en colonias de cotorras de Barcelona despertaron sospechas entre los miembros del laboratorio, que decidieron hacerle una especie de trampa para intentar obtener evidencias con las que contrastarlos (esto fue en verano). La trampa no dejaba lugar a dudas: «Los resultados no solo no eran reproducibles, sino que eran radicalmente distintos a los del laboratorio de referencia, que dio una presencia del patógeno muy baja, como es habitual».
El 5 de octubre de 2011 los responsables de Lemus se reunieron con él para comunicarle las dudas sobre sus trabajos y darle un plazo para defender su posición; negó las acusaciones y su respuesta posterior fue esquiva, dejó de contestar al teléfono y de responder a los correos electrónicos.
El 23 de diciembre de 2011 el subdirector de la Estación Biológica de Doñana, Juan José Negro, con el respaldo de otros compañeros de Lemus, envió una carta al presidente del Comité de Ética del CSIC, Pere Puigdomènech, para comunicarle los hallazgos y pedir asesoramiento sobre los pasos a seguir.
En enero de 2012 el CSIC abrió un proceso de investigación.
En junio de 2012, con la investigación sin concluir aún, el CSIC decidió no renovar el contrato del investigador tras recibir un informe negativo por parte de sus supervisores.
El 31 de julio de 2012 el Comité de Ética presentó sus resultados concluyendo que el investigado mintió o erró en 24 trabajos publicados en 17 revistas científicas, con las cuales el presidente del comité ya había contactado para informar del asunto. El informe consideró…
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