Este es un extracto de la sección sobre Yoshitaka Fujii en el libro «Manzanas podridas…».
Yoshitaka Fujii (Hatogaya, Japón, 19 de abril de 1960) es investigador médico anestesiólogo japonés. Obtuvo su doctorado en la Tokyo Medical and Dental University en 1991. Desde 2005 trabajaba para la Toho University (Tokio, Japón).
Fujii tiene el honor (bueno, más bien lo contrario de honor) de ocupar la primera posición en el Retraction Watch Leaderboard. Actualmente la base de datos de Retraction Watch contiene de él 172 artículos etiquetados como retirados y 7 con notificación de expresión de preocupación, el primero de los artículos escrito en 1993 y el último en 2013, es decir, es el investigador con más artículos científicos retirados de la historia moderna.
Aunque el primer artículo retirado de Fujii está fechado en 1993, no es hasta abril del 2000 cuando aparecen las primeras sospechas públicas sobre sus investigaciones. En la revista Anesthesia & Analgesia varios lectores (Peter Kranke, Christian C. Apfel y Norbert Roe- wer) publicaron una carta al editor fundamentada en el análisis de 47 papers anteriores de Fujii y en un simple pero convincente análisis matemático, en la que argumentaban sus sospechas sobre los resultados publicados por Fujii en un artículo de esa revista unos meses antes, que, entre otras cosas, lo calificaban como demasiado bueno (en la academia, decir que algo es «demasiado bueno» equivale a de- cir que los resultados no son creíbles); no nombraban directamente la palabra fraude, pero afirmaban: «debe haber una influencia subyacente que cause que estos datos sean tan increíblemente agradables». En el mismo número de la revista incluía la respuesta de Fujii en la que negaba toda acusación; esta explicación fue suficiente para los editores de la revista —que de hecho no retiraron el artículo hasta trece años después.
Los autores de la carta mostraron su desacuerdo con que la editorial no retractase el paper. Christian C. Apfel dijo: «La probabilidad de que los datos sean ciertos, como calculamos, es aproximadamente menor a siete entre mil millones».
Durante esta época el propio Apfel escribió a la US Food and Drug Administration (FDA), a la equivalente de la FDA en Japón, la Phar- maceuticals and Medical Devices Agency y también a la Sociedad Ja- ponesa de Anestesiología mostrando sus preocupaciones, recibiendo agradecimientos por parte de estas organizaciones por la información facilitada pero desestimando la apertura de investigación alguna del caso.
En 2001 los autores anteriores y otros publicaron un metaanálisis donde ponían en evidencia las investigaciones de Fujii pero de forma muy indirecta y polite, sin nombrar específicamente al científico, insinuando que alguien estaba fabricando datos en el campo de investigación estudiado (postoperative nausea and vomiting —PONV), pero para colmo, un editorial dentro del mismo volumen de la revista criticó duramente debilidades encontradas en el metaanálisis, diezmando el potencial impacto que los hallazgos podrían haber tenido, pasando prácticamente desapercibidos.
De esta forma, con los críticos silenciados, Fujii siguió publicando durante la década sin encontrar mayor problema por parte de las editoriales y sin ser objetivo de ninguna investigación por mala conducta por parte de las instituciones; no obstante, probablemente por sentir el aliento en su nuca, Fujii cambió de campo de investigación, abandonando la anestesia y centrándose en otros como la oftalmología y otorrinolaringología. A pesar de los cambios de especialidad para el 2011 ya tenía más de 200 papers publicados.
No obstante, aunque oficialmente no había una acusación formal contra Fujii, parece que en los corros de pasillo y en los cafés de las facultades los chascarrillos sobre su fraude eran corrientes —algo muy del entorno académico: todo el mundo critica de puertas para adentro pero de puertas para afuera nadie alza la voz contra nadie.
Una muestra de esto quedó plasmada en 2002, en el congreso de investigadores de PONV celebrado en Florida (Estados Unidos), donde se sugirió que los artículos de Fujii no fuesen citados en la guía sobre el uso de granisetrón que se publicaría a partir del congreso, como así fue. «A pesar de esto, nadie, ni editores, ni revisores, ni lectores, ni el propio fabricante de granisetrón, ni el propio Fujii preguntaron por qué no había sido incluido. Sin investigación oficial y sin declaraciones de nadie, Fujii se había convertido en invisible» .
En 2005 se celebró el segundo congreso para actualizar la guía sobre PONV. Durante ese tiempo Fujii había publicado más de 20 ensayos con 1895 pacientes implicados, pero de nuevo, la guía no mencionó ninguno de sus estudios; una vez más nadie pareció preocuparse por la cuestión, pareciendo estar todo el mundo de acuerdo.
Pero en 2010 la suerte de Fujii pareció cambiar. Un editorial en la revista Anaesthesia sobre fraude, que partía del estudio de 2000 de Kranke y sus colegas, pareció remover, esta vez sí, la conciencia de los investigadores del campo.
En 2011 Fujii osó enviar a la…
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